Centro de Psicología Hipatia
Tanto en el ámbito personal como en el profesional, tener metas es fundamental, ya que nos proporciona motivación y sentido en la vida. Sin embargo, debemos tener en cuenta que es tan importante la meta como el proceso que debemos seguir para alcanzarla. Algo esencial es que cualquier objetivo que queramos conseguir está compuesto de objetivos más pequeños que necesariamente tendremos que alcanzar para lograr ese objetivo final. A menudo, esto se nos olvida. Nos quedamos bloqueados mirando hacia esa gran meta, sin detenernos a prestar atención a esos pequeños pasos previos, igualmente importantes. Y claro, visto así, esa meta se ve tan grande y lejana que resulta inalcanzable. Y aquí es cuando viene la frustración, la ansiedad, la tristeza y… la renuncia.
Por eso, es clave aprender a definir nuestras metas de una manera adecuada. Y para esto, una herramienta muy útil es el método “SMART”, que nos ayuda a gestionar nuestros objetivos de manera eficiente, desglosándolos en componentes más manejables y claros, aumentando significativamente nuestras posibilidades de éxito.
“SMART” es el acrónimo en inglés de Specific (Específico), Measurable (Medible), Achievable (Alcanzable), Relevant (Relevante) y Time-bound (Temporal).
S: Específico
Un objetivo específico es aquel que está bien definido. No es lo mismo decir: “quiero hacer ejercicio”, que decir: “quiero ir a clases de spinning en el gimnasio”. Un objetivo específico proporciona un mapa claro de lo que deseas lograr y cómo lograrlo.
M: Medible
Una meta medible es aquella que puede cuantificarse. Siguiendo el ejemplo anterior, podría ser: «quiero ir a clases de spinning 2 días a la semana, los martes y jueves de 19 a 20». Esto te permite hacer un seguimiento de tu progreso y te da una sensación de logro que te motiva a continuar acercándote a tu objetivo.
A: Alcanzable
Un objetivo alcanzable es aquel que es realista y posible. Aquí es importante evaluar tus recursos, tiempo y habilidades para asegurarte de que tu objetivo está al alcance. En el caso del ejemplo anterior, podríamos hacernos preguntas como: ¿Tengo un gimnasio al que pueda ir? ¿Puedo pagarlo? ¿Puedo comprometerme a ir dos días a la semana? ¿El horario de las clases se ajusta a mis necesidades? ¿Es el spinning el ejercicio adecuado para mí? Si surgen respuestas negativas, es necesario reformular el objetivo para que sea realmente alcanzable.
R: Relevante
Un objetivo relevante es aquel que es importante para ti, alineado con tus valores, intereses y prioridades, y que contribuye a tu bienestar. Pregúntate a ti mismo: ¿Para qué quiero lograr este objetivo? ¿Qué me aporta? Esforzarse por alcanzar un objetivo que no tiene relevancia en tu vida solo aumentará la probabilidad de abandono.
T: Temporal
Un objetivo temporal tiene un límite de tiempo definido. Por ejemplo, «quiero ir a clases de spinning 2 días a la semana, los martes y jueves de 19 a 20 durante los próximos 3 meses». De esta manera, después de 3 meses, podrás evaluar el proceso, los resultados y las dificultades, tomar las decisiones que necesites para mejorar y decidir si deseas seguir trabajando en este objetivo, estableciendo una nueva fecha para su revisión.
Poner en práctica el método “SMART” hace que el camino sea más claro y motivador. Al dividir los objetivos, aumentamos la probabilidad de éxito y, sobre todo, reducimos la ansiedad y la frustración, lo que mejora nuestro bienestar. Por último, y no menos importante, no olvides ser más compasivo contigo mismo y valora todos los pasos que das, por pequeños que parezcan. Son igual de importantes.
Para poner en marcha herramientas como esta, que nos ayuden a hacer frente a las exigencias de la vida cotidiana de una forma sana, es recomendable buscar la ayuda de un terapeuta que pueda guiarnos a través de este proceso.
