Centro de Psicología Hipatia
¿Te has planteado esto alguna vez? Es posible que lleves un tiempo considerándolo, pero que, por unos motivos u otros, hayas acabado postergando el tomar esta decisión… hasta ahora. Esto es completamente habitual; forma parte del proceso.
Ahora bien, ¿Qué te ha hecho plantearte, aunque solo sea esporádicamente, que podrías beneficiarte de acudir a un/a psicólogo/a y empezar una terapia? Es posible que sientas que llevas un tiempo arrastrando ciertas cosas que, cada vez más, te impiden encontrarte bien en tu día a día. ¿Qué son esas cosas que te hacen plantearte el empezar una terapia?
Si dedicases, por ejemplo, un minuto a reflexionar sobre un día cualquier en tu vida, ¿en qué momentos o ante qué situaciones sentirías aquello que te ha hecho plantearte el acudir a un/a psicólogo/a? Estas cosas cotidianas que te afectan pueden tener que ver con ciertas situaciones difíciles de gestionar o que te hacen sentir un gran malestar, con pensamientos recurrentes, negativos, o formas de interpretar lo que sucede a tu alrededor, o, tal vez, con el manejo de ciertas emociones, que pueden experimentarse como desbordantes o incontrolables. Asimismo, puede que sientas que ciertas cuestiones del pasado, todavía no resueltas, te siguen afectando o movilizando en el presente en momentos concretos.
Entonces, según lo que acabamos de comentar, ¿Cuáles podrían ser algunos indicadores a considerar a la hora de valorar si empezar o no una terapia psicológica?
- El malestar que experimentamos ante algunas de esas cosas de nuestro día a día. ¿Qué sientes cuando algo de esto aparece en tu día? ¿Cómo es esto de intenso?
- La duración del malestar. ¿Desde hace cuánto llevas sintiéndote de esta manera?
- La dificultad que podamos experimentar a la hora de gestionar estas cosas, ya sea porque nos faltan herramientas o porque no nos atrevemos a hacerles frente. ¿Consideras que no sabes cómo abordarlas o, por el contrario, lo sabes, pero todavía no te ves capaz de dar el paso?
- El nivel de interferencia de estas cosas en nuestro día a día. ¿Qué impacto tienen? ¿Te limitan para hacer tu vida con normalidad? ¿Has dejado de hacer ciertas actividades o estás evitando ciertas situaciones debido a esto que te sucede? ¿Te resulta difícil experimentar emociones agradables? ¿Te sientes atrapado/a?
Llegados a este punto, ¿crees que lo que sientes puede no ser para tanto o que, tal vez, estás exagerando? La respuesta a esta pregunta es clara: lo que sientes es importante, siempre. No es necesario estar agonizando para decidirte a empezar una terapia, al igual que no es necesario que hayas llegado al punto de no poder ver para ir al oftalmólogo. Si en lo que refiere a nuestra salud física acudimos a distintos especialistas cuando sentimos molestias y dolores que nos interfieren con nuestras rutinas, ¿por qué no hacer lo mismo con nuestra salud mental? ¿Por qué no darnos la importancia que merecemos?
¿Qué motivos podrían existir para que empezar terapia?
Bajo la premisa de que eres importante y, por tanto, tu malestar también, y teniendo en cuenta los indicadores antes comentados, ¿Qué motivos podrían existir para que consideres empezar terapia? Algunos de esos motivos podrían ser los siguientes:
- Experimentas emociones desagradables, intensas y recurrentes (p.ej. tristeza, ira, ansiedad, etc.), las cuales te invaden y te impiden disfrutar de los pequeños momentos que, en el pasado, disfrutabas o hacer frente a ciertas situaciones.
- Has sufrido una pérdida significativa, como la pérdida de un ser querido, aunque también puede ser la pérdida de la salud ante una enfermedad grave, la pérdida de la autonomía personal, o, incluso, la pérdida de un proyecto de vida.
- Percibes dificultades en tus relaciones, como problemas en tu relación de pareja. Quizá experimentes dificultades para crear nuevos vínculos (p.ej. amistad o pareja) o, tal vez, dificultades para mantener los vínculos que ya tienes.
- Te consideras una persona excesivamente crítica contigo misma, llegando, incluso, a minusvalorarte en algunos momentos o ante algunas situaciones.
- Has identificado que tus pensamientos te atrapan y te limitan. Es decir, tu propio dialogo interno se ha vuelto excesivo en frecuencia, duración o intensidad, y/o se centra casi exclusivamente en aspectos negativos.
- Te cuesta alcanzar ciertos objetivos, ya sea porque los retrasas o porque te sientes bloqueado/a y no sabes cómo continuar hacia tu meta.
- Tienes hábitos perniciosos que te gustaría abandonar (p.ej. consumo de tabaco, alcohol u otras sustancias, etc.), pero te es difícil por mucho que lo intentes.
- Te resulta difícil experimentar felicidad, aunque no sientes que haya motivos. Esto es, si bien puede no haber motivos concretos, no te siente pleno con tu vida.
Si te identificas con algunos de estos puntos, puede haber llegado el momento de iniciar terapia. En Centro de Psicología Hipatia te ayudamos a dar este paso tan importante como difícil con una primera entrevista gratuita en la que poder enfocar el motivo de consulta para ofrecerte la terapia personalizada que más se ajuste a tus necesidades.